sábado, 27 de agosto de 2011

LA CURUXA

          Queremos dar a conocer con este escrito, el significado del pájaro (páxaru) que da nombre a nuestras casas, La Curuxa del Sueve y La Curuxina- El apellido Sueve que se ha dado a una de ellas, es el nombre de una hermosura de montaña con mucha historia, de la que los habitantes de la zona nos sentimos orgullosos.


          Sobre este sistema plelitoral asturiano, hay un libro escrito "El Sueve, una montaña con encanto", publicado por Nadetur S.L., en la que su autor, el escritor y montañero Víctor Villar Pis que es además el autor de este escrito, nos la detalla minuciosamente paso a paso.

El nombre de Lechuza (nombre del pájaro en castellano), pasó a ser coruja (término sin sentido en castellano), no respetando la forma castellanizada ni siquiera el significado del topónimo cuando debería de ser en asturiano curuxa. La toponímia tiene que ser la popular, cuando en realidad todos sabemos que siempre se procuró, aunque no se logró, hacernos de menos a los que somos y presumimos de ser de pueblo cuando decimos curuxas en asturiano en lugar de lechuzas.



          La curuxa, también coruxa, coruxu y curuxu, nombre por el que se conoce en Asturias y, por extensión, al búho y al mochuelo, es un ave rapaz nocturna muy habitual y con una gran presencia en los pueblos asturianos a la que también se conoce como cudongu, guaxa, nétova, niétova, nuética y tubeca. En algunos lugares pertenece más al paisanaje que a la categoría de ave.

          Las diferentes variedades de curuxas, de un tamaño que oscila entre los 20 y los 38 cm., aves de plumaje amarillento, pintado de gris, blanco y negro en las partes superiores y blanco en el pecho, vientre, patas y cara; pico corto y encorvado en la punta, y ojos brillantes y de iris amarillo, tales como la Lechuza de Granero(Tyto alba), Mirona (Otus scops), Lechuza Aleonada (Surnia ulula), Pequeña Lechuza o Mochuelo (Athene noctua), Lechuza Leonada o Cárabo (Strix aluco), Lechuza Orejona (Asio otus), Lechuza Desorejada (Asio flammeus), Lechuza de Tengmalm (Aegolius funereus), conforman junto con los buhos  (o Tecolotes) el orden de los estrigiformes o rapaces nocturnas.

          Estas aves rapaces, de chillidos y silbidos penetrantes, que emiten sonidos lúgubres, las podemos encontrar en casi todos los lugares del mundo, salvo en la Antártida, en la mayor parte de Groenlandia y en algunas islas remotas. Una representación de estas aves –trece especies- vive en las viejas tierras europeas; de éstas, ocho conviven con nosotros en la península Ibérica. Dicen de ella, a la que se considera ave curiosa e indiscreta, que su nombre deriva de la noche y que es símbolo de la oscuridad, pero no hay acuerdo puntual sobre el origen de la curuxa.

          Son grandes cazadores, de hábito nocturno y solitario. Tienen el sentido de la vista muy desarrollado y el oído es aún más fino. Se alimentan de roedores, pequeños mamíferos, insectos, de otras aves y también, de algunas especies de la pesca. Esta fiel inquilina de campanarios, desvanes, graneros, edificaciones abandonadas y troncos huecos, que vive generalmente en lugares habitados, es la primera agente desratizadora de los pueblos.

          Tiene la costumbre de permanecer acurrucada o acuruxada durante el día, siendo uno de los pájaros nocturnos con mayor presencia en Asturias. Resopla y silba con fuerza cuando está parada y emite un graznido estridente y fúnebre cuando vuela. Podemos verla en los anocheceres, volando, sin apenas meter ruido. Es durante el día cuando permanece cobijada en el curuxeu, para refugiarse de otras aves, sobre todo de grajos y cuervos.


          Las curuxas son muy conocidas por los habitantes de los pueblos asturianos al ser protagonistas de numerosos mitos y creencias, muchas de las cuáles en nada les han beneficiado. La ignorancia humana buscaba explicaciones sobrenaturales en el reino animal. Ha sido este ave nocturna, desde tiempos inmemoriales, acusada de beber el aceite de las lámparas de las capillas, ermitas e iglesias.

          Hay una creencia generalizada, de que su presencia cerca de una casa, presagia la muerte. Cuando canta (uréu) la curuxa, como tantas otras cosas misteriosas y hasta si quieren de mal agüero, es un pequeño duende que quiere hablarnos de algo que nosotros no entendemos. Muchas personas aseguran y creen que el canto de la curuxa dice “cavar, cavar”, es decir, qua ya avisa de que vayan cavando la fosa. A mi también, de güaje, al escuchar cantar la curuxa me invadía un raro sentimiento, porque nos decían los mayores que el silbido, chillido o canto de la curuxa era el aviso que nos mandaban los espíritus  de que algún grave suceso o alguna muerte estaba próxima. Hay un dicho al respecto: ¿canta la curuxa?  Señal de morte. Te quedabas pendiente del toque de las campanas de la iglesia, pero no sonaban. Menos mal, porque con todas las curuxas que cantaban.

          En algunos pueblos de los concejos de Caravia, Colunga, Gijón, Piloña y Siero, aseguran que la curuxa es una de las figuraciones de la Guasa, ser tenebroso que vuelve noche tras noche hasta ver cumplido su cometido: matar al humano.  Y también la asocian con les bruxes, pero no hay nada claro  que lo afirme, aunque en el folclore asturiano está íntimamente relacionada con artes mágicas y con la muerte; así se dice: “la curuxa ye de los pájaros la bruxa”, y “bien sabe entender la bruxa el cantar de la curuxa”. Algunos aseguran que “una bruxa no es auténtica si no tiene una curuxa”, y también se dice que "la curuxa ye, de les bruxes, la más bruxa".  De ahí que las bruxas usen el sonido de las curuxas y los búhos para ahuyentar, según ellas, los poderes de las tinieblas. Tienen asimismo su imagen como amuleto de buena suerte.  Lo niños y niñas, cuando juegan “a coger “, cantan:     
                                                             la bruxa curuxa
                                                             robásteme una aguya
                                                             si no me la das,
                                                             bruxa te quedarás.

          No es casualidad que la curuxa sea el animal de Atenea. Es un pájaro cazador y nocturno, un símbolo adecuado para la diosa de la muerte sangrienta. La Atenea primitiva, la que aparece en la Iliada, es una divinidad guerrera que se siente muy a gusto en el campo de la batalla.

          Contradictoriamente, en la propia cultura occidental, otras muchas personas creen que las curuxas son símbolo de buena suerte, de felicidad y de sabiduría. Está claro que las curuxas y búhos no eligieron la noche para erigirse en representantes de lo desconocido o misterioso, y mucho menos del mal; bien al contrario, evolucionaron para sacar rendimiento a las horas del crepúsculo.  Así, en  la bonita localidad de Carrandi, en el concejo de Colunga (el gentilicio de este pueblo es curuxos), dicen que la curuxa es sabia y da buena suerte. Hay una creencia popular sobre la meteorología de la zona que dice si aparece la curuxa en la Quintana (La Quintana del Sol es un barrio de Carrandi), es que va a llover”, y también “la curuxa na quintana, el agua pe la mañana”.

                                                 
          Con ironía, en Colunga se decía de una persona fea y falsa que ye más fea que una curuxa”. También, de las personas que tenían los ojos fijos y penetrantes, se decía que “tienen güeyos de curuxa” y, de las mujeres y hombres que salían por la noche “son como les curuxes”, y “ esti anda de noche como les curuxes”. Como apelativos cariñosos se emplean los diminutivos –curuxín, curuxina-. También se dice “cuntómelo la curuxa”, cuando nos cuentan algo y no podemos dar el nombre de la persona que nos lo dijo. Es asimismo muy común y frecuente decir de una persona que pierde una buena oportunidad o desperdicia una ocasión “quedóse chiflando a la curuxa”. También en algunos lugares, al as de oros de la bajara  se le conoce como curuxa.

          Esta curiosa ave nocturna, de historias y creencias de miedo y buena suerte, tiene también a su alrededor numerosos refranes e historias que la hacen aún más popular. Así en Galicia, comienzan las queimadas con eso de “Cregos, frades, curuxas e cholas, dá o diaño esas catro xolas”.

          Numerosos refranes sobre la meteorología tienen a la curuxa por protagonista. Así, en el concejo suroccidental asturiano de Ibias, hay un refrán que dice “Si soa a curuxa na Bouza, fai un sol que recouza”, es decir, que si se escucha el canto de la curuxa en el monte Bouza, próximo al pueblo de Vilaoril, es que hará mucho calor”.

Y otros muchos asturianos, también sobre el tiempo:
        “cuando canta la curuxa a l´abaseo, ye que va a nevar”,
        “si enantes de´abril oyes la curuxa, prepara la lleña pa non decir uxa”,
        “curuxa de secano, agua en la mano”,
        “si la curuxa de nuechi canta pa lo solanu, nieva si ye en inviernu y llueve si ye en veranu”.
        “si la curuxa busca la madriguera, tempestad ha de venir de mala manera”, es decir, que
         si la escuchamos cantar en agosto, ya podemos sacar los paraguas.

          Asímismo sobre la curuxa se cuentan los siguientes refranes gallegos:
                   curuxa noiteira, malladores a eira”,
               “curuxa norteira, pon o caldeiro a goteira”,
               “se canto son unha tola, si non canto unha curuxa, se me lavo son profana”

          También  hay cantares que tienen en sus letras a las curuxas. Así dice uno:
          “Esti añu les calabazes fonon mui bien reparties,
           llevoulas Cubia ya Ambás, Les Curuxes ya Sorribes”.
       

Y después de contarles cuentos  o historietas a los güajes, para finalizar y dejarles dormidos se decía:
                   “la curuxa cantó y esti cuentu se acabó”.

   
          En Asturias tenemos muchos nombres de pueblos o lugares  que protagonizan el nombre de curuxas. Entre otros:

          Corujedo: lugar de la parroquia de San Pedro Navarro, en Avilés
          Curuxa, Pena da: Afloramienro rocoso en la ladera sureste del pico Cansacabalos en   
          Valdebois (Ibias)
          A Curuxa: Casería de la parroquia de Abres, en Vegadeo
          Curuxéa: Majada situada en la vertiente sur del cordal de Longalendo (Aller)
          Curuxeo: Caserío de la parroquia de Marcenado, en Siero
          Curuxeo: Casería de la parroquia de Santiago Ambiedes, en Gozón
          Curuxera: pico de 457 m. de altitud, situado en el límite de los concejos de Ribera de  
          Arriba y Santo Adriano
          Coruxéu: Caserío de la parroquia de Coya, en Piloña.
          Coruxéu: Caserío de la parroquia de Cazanes, en Villaviciosa
          Curuxéu: Pueblo de la parroquia de Lieres, en Siero
          Curuxéu: Reguero que nace en la sierra de Ques y desemboca en el río Piloña
          Curuxéu: Riega que nace en la parroquia de Cazanes y desemboca en la ría de
          Villaviciosa
          Curuxona: Pueblo de la parroquia de Santiago Arenas, en Siero
          El Curuxéu: Casería de la parroquia y concejo de Riosa
            La Curuxera: Nombre del cementerio de Carrandi, en Colunga.         
          Las Coruxas: Casería de la parroquia de Quiloño, en Castrillón
          Las Coruxas: Viaducto de la carrerera Variante de Avilés 
          Las Curuxas : Casería de la parroquia de Tuñón, en Santo Adriano           
          Las Curuxas: Pueblo de la parroquia de Sorribas, en Grado
          Les Curuxes: Pueblo de la parroquia y concejo de Mieres
          La Curuxera: Casería de la parroquia de Llorío, en Laviana 
      
                                             
 
           La belleza y el misterio que rodea a las curuxas ha desembocado últimamente en pasión y atracción de un buen número de personas hacia ellas, plasmado en colecciones de figuras, fotografías…, y en nombres de raigambre popular como la montañera Asociación Deportiva La Curuxa, de Gijón, el grupo folk La Bandina La Curuxa, de Oviedo, las casas de turismo rural La Curuxa del Sueve y La Curuxina, en Carrandi (Colunga), Productos ecológicos A Curuxa Verde en Cacabelos (León), Restaurante La Curuxa en Vigo (Galicia), Revista A´Curuxa, entre otros.

           Y, para finalizar, contarles lo que me ocurrió en una entrevista que me hicieron sobre montaña en una televisión nacional.  Para finalizar el mismo, la locutora realizaba una serie de preguntas de contestación rápida sobre rutas y caminos. En una de ellas, a la pregunta de “todos los caminos conducen a…..”, mi pronta y clara respuesta fue a “ La Curuxera”. No pueden ustedes imaginarse la cara que le quedó a la presentadora ante tal contestación, sin lograr articular palabra ni seguir con la batería de preguntas hasta que le aclaré que “La Curuxera” es el cementerio de Carrandi, mi pueblo, a donde todos deseamos ir en su momento. Porque como bien dijo el poeta con nostalgia ¡Quién pudiera morir donde ha nacido¡





jueves, 25 de agosto de 2011

EL MERCÁU DE LOS JUEVES EN COLUNGA

El "mercáu" semanal de los jueves en Colunga, ha ido perdiendo su singularidad, igual que el resto de los mercados semanales que se celebran en Asturias. Los productos de las economías mixtas de la agricultura, de subsistencia o a tiempo parcial, así como las de la pesca y demás, han ido dando paso a la oferta de telas y ropa económica, que por lo general están en manos de etnia gitana o de inmigrantes, básicamente.


Al lado de estos productos, siempre se comercializó en Colunga la venta de semillas, herramientas, cestería, calzados..., y como no, la venta de gafas, o anteojos, sí, aquellas que se compraban previa lectura o mirada a una hoja amarillenta de periódico que servía como medio para "graduar" la vista. En el momento en que el comprador veía claro decía "con éstes veo bien" y a partir de ahí eses gafes iban a ser, en muchos casos, las de familia, pues iban a ser usadas, tanto por el padre como por la madre, para leer, cabruñar la guadaña, enhebrar la agulla y coser, repasar calcetos o medies, ... Eran estos puestos para los más pequeños, la atracción del mercáu, pues nos reíamos de los que no veían claro que, generalmente, es que no sabían leer o leían mal. El último conocido de los de "antes", era Aquilino, que venía a Colunga desde Sama y que tenía un programa semanal de mercados. A recordar un paisano vieyu que no veía ninguna hoja clara y el bueno de Aquilino le dijo "lleva estes y calla, no hables más, que la xente va dase cuenta de que non sabes leer". Curiosamente, ésta imagen presenciada hace más de treinta años, se suele ver  actualmente con frecuencia en gasolineras, tiendas, kioscos... y otros comercios prestigiosos, pero a diferencia de les gafes de la plaza, en pleno siglo XXI, con la única diferencia de que ahora, son más estrechas y plegables y no te dan periódico para leer, pues te dan una cartulina muy guapa con letras de diversos tamaños con la que tú decides si ves bien. El mismo sistema pero con partitura moderna.

Este mercáu se comenzó a celebrar en los alrededores del Ayuntamiento y  posteriormente, en La Plaza, donde a mediados del siglo XX se construyó la Plaza Cubierta que hoy tenemos. Actualmente, en la plaza se comercializan los productos agrícolas y pesca y, en el exterior y  alrededores, los puestos de venta ambulante. 

Colunga también tuvo semanalmente mercado de ganado y de cerdos, que se celebraban en dos plazas diferentes, en las conocidas en aquella época como la del mercáu del ganáu y la del mercáu de los gochos, hoy muy remodeladas.


Los jueves de antes, eran una gran fiesta en Colunga que duraba desde primeras horas de la mañana, cuando desde todos los pueblos de los alrededores llegaban los autocares de Amador y Salustio,  hasta bien entrada la tarde en que regresaban de nuevo a los lugares de origen. Era el jueves el día que marcaba la semana, el día de reunión y encuentros de familiares y amigos, el día de fiesta y hasta de descanso. No faltaban los cafés y los dulces en las confiterías de Magovi y las Portalinas, ni el "revoltijo" pá los guajes en La Muyerina y La Rubia, ni los vinos y la sidra en todos los chigres y bares de Colunga, donde las tertulias mañaneras daban colorido y las partidas, como no, las famosas partidas de bolos y de cartas con gran ambiente siempre a su alrededor. A la hora de la comida, era costumbre acudir a casa de los parientes el que los tenía viviendo en Colunga. El que no gozaba de ese privilegio, solía comer en el chigre o bar, casi siempre en el mismo, en el que generalmente el dueño era descendiente de su pueblo, o en del amigo. Todos los comercios hacían "caja", que también ya las había registradoras, pues era el día de los recaos, de comprar el suministro de la semana, de la ropa, del calzado..., de todas las necesidades familiares. Era el día grande del comercio, el día que más dinero se movía y sin tener que ir al "banco". ¡ Qué tiempos aquellos, y qué recuerdos!

El mercáu ya no es como antes, pero no sólo en Colunga, es en todos los sitios. Las comunicaciones y los vehículos particulares, con los que nos podemos mover libremente cualquier día de la semana, así como la abundancia de comercios y supermercados en la zona, así como la mayor calidad de sus productos a igualdad o a precios inferiores, entre otros factores sociales y formas de vida, han hecho disminuir los mercados con menos asistencia de público y en  horarios reducidos de mañana.

Había mucho menos dinero, menos productos, menos variedades, más alegría, más seriedad, podía haber escasez o abundancia, pero el mercáu de Colunga era un buen mercáu, y el dinero, según decían los vieyos, corría. Nadie empleaba la palabra crisis, que parece la culpable de todo lo que tenemos a nuestro alrededor, de que casi todo está prohibido, de que nada va bien o casi todo mal, según nos quieran dar a entender en cada momento, bueno, según interese.  No era como ahora que todo va muy rápido, sin tiempo para nada, ni para charlar o hacer amigos. Y el mercáu de Colunga, tiene tradicción, tiene años. Basta recordar que ya se remonta al siglo XIII, según indica la Enciclopedia de Oviedo en Historia de Colunga, cuando Alfonso X funda la Puebla de Colunga, siguiendo la política repobladora de la Corona de Castilla. Así, la villa de Colunga pasa a ser cabecera económica y administrativa de su alfoz, y contaba y sigue contando con mercado semanal los jueves.

domingo, 14 de agosto de 2011

LAS TELAS DE ARAÑA

Las telas de araña son algo que la naturaleza hace y que el hombre no ha sido capaz de construir. Esta impresionante obra de ingeniería, construída con sumo mimo y de manera muy metódica, es uno de los métodos de caza más efectivos que se conocen, quedando la presa atrapada al entrar en contacto con ella. La fortaleza de estas redes es bien conocida y reside en su textura. A pesar de ser dúctiles y estirarse, su solidez e integridad supera la de otros materiales naturales.


Según desvelaron en su momento investigadores españoles, noruegos y suecos a una revista científica inglesa Nature, las proteínas de la seda se acumulan en una glándula, la ampulácea mayor, situada en el extremo del abdómen del cuerpo de la araña. A medida que avanzan a lo largo de la glándula, las largas moléculas de espidroína se organizan hasta formar un verdadero cristal líquido. Un poco antes de llegar al extremo de laglándula, a poca distancia de la salida al exterior, se convierten bruscamente en una fibra sólida e insoluble.  Es lo que conocemos como tela de araña

Según indicó la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid y coautora del estudio Cristina Casals, la "tela de araña es un biopolímero más resistente que el acero y que se puede estirar hasta un 135% de su longitud original sin romperse. Es asímismo esta seda especial de araña, más resistente que las más avanzadas fibras sintéticas. Es muy pegajosa y su grosor es diez veces menor que el de un pelo humano.

Es posiblemente la seda de las arañas, la fibra natural de más altas prestaciones mecánicas, aunque, hasta la fecha, no se ha podido utilizar en la industria textil, porque las arañas, son de costumbres solitarias y predadoras y no no se han sabido domesticar, como hicieron los chinos con los gusanos de seda.

                                                                                                                        
Es una verdadera gozada encontrarnos en nuestros paseos mañaneros desde La Curuxa del Sueve en Carrandi, con estas verdaderas obras de arte, con las que disfrutamos y nos entretenemos presenciando su completo tejido, unas en forma de embudo, otras en plano horizontal en forma de hoja, también tejidas en espiral, en plano vertical..., unas hechas con seda pegajosa de captura y otras con seda peluda.

Del verdadero y complicado entramado de las telas de araña, se acuño hace unos años este nombre para un sistema de fútbol, empleado por entrenadores que colocaban estratégicamente a sus jugadores en el campo para "cazar" al otro equipo que no era capaz de sacudirse del difícil marcaje a que era sometido.

Hay una creencia popular muy antigua sobre coagulantes, que revela, que era una costumbre muy arraigada, el usar una tela de araña para cortar las hemorragias. En los últimos años se comprobó, que la saliva con la que la araña fabrica la tela, posee una sustancia coagulante. La contrapartida de esta virtud, estaría en peligro de inocular un tétano.

La tela de araña simboliza lucha, la "lucha" contra las adversidades de la vida en la que nos podemos sentir atrapados a pesar de su fragilidad, pues el mundo es como una tela de araña, detrás de cuya fragilidad puede estar la nada o por contra, puede ser una excelente estructura.

Soñar con una tela de araña, implica la probabilidad de entrar en tratos, relaciones o negocios en los que se debe actuar con cierta cautela, pues soñar con una tela de araña indica seguridad.

                                                                                                                                                                                                                      
Las telas de araña siempre han despertado sentimientos contrapuestos, de admiración y rechazo. A nosotros, cada día nos asombran más por su belleza y precisión, sobre todo, si las observamos temprano, por la mañana, cuando están adornadas con las rutilantes gotas de rocío.

Así es la tela de araña, admirable red que elabora la araña, ese pequeño animal de ocho patas.








domingo, 7 de agosto de 2011

LOS CLAVELES DEL AIRE

Muy abundante en el asturiano concejo de Colunga, el clavel del aire (Tillandsia Aeranthos), es una planta que se reproduce por explosión de la semilla y crece apoyada sobre otras. Al desarrollarse sobre plantas leñosas, les produce daños, al competir por espacio y luz y por la compresión que realizan las raíces de los claveles a los ramos más jóvenes de los árboles, estrangulando en mayor o menor medida el floema (vasos de conducción), impidiendo la libre circulación de savia y  no permitir a la planta hospedante la formación de nuevas hojas en sus ramas, pues les dificulta la fotosíntesis, la respiración y la transpiración.

El clavel del aire se puede definir como un planta epifita, que pertenece a la familia de las Bromelias y vive apoyada o colgada en cualquier lugar. Aunque prefieren la semisombra, el sol también les va bien. El clavel del aire colgado de los árboles se alimenta de sus hojas, trocitos de corteza, polvo, etc., y de la humedad ambiental.


El clavel del aire, florece en primavera y luego forma cúpulas dehiscentes que se abren y liberan unas 50-60 semillas pilosas. Estas semillas transportadas por el viento, el agua, los pájaros o insectos, se adhieren a diferentes ramas, para luego iniciar su crecimiento. De hojas fugitivas dan flores azul claro y no dan trabajo. Es hermafrodita, floreciendo la hembra. Se reproducen simplemente desgarrando una ramita y colgándola en cualquier otro sitio, crececiendo a pleno sol o a la sombra, sin agua, sólo la de la lluvia y sin tierra ni abono.


Los claveles del aire son plantas del continente americano, desde Estados Unidos hasta Chile, pero especialmente abundante en Argentina de donde quizá los emigrantes fueron los que nos la trajeron a Asturias. Hay una leyenda argentina sobre el clavel del aire que dice así:

En el noroeste argentino se cuenta que hace mucho tiempo, en la época de la conquista, un oficial español se enamoró de una hermosa indiecita de nombre Shullca. La vio por primera vez durante una expedición, mientras ella caminaba por las sierras y ya no pudo olvidar la belleza de sus rasgos y la dulzura de su voz. Apenas llegó al pueblo averiguó quién era la joven y, desde ese momento, se propuso obtener su atención. Pero a pesar de los insistentes galanteos, Shullca nunca correspondió su apasionado amor. El militar juró entonces vengarse de aquella mujer que despreciaba su cariño y, una tarde en que la halló sola en la sierra, comenzó a perseguirla. La niña, en su desesperación, trepó a la rama más alta de un coposo algarrobo. El viento era fuerte y mientras más subía Shullca, más se balanceaban las ramas amenazando con derribarla. El joven oficial trepó tras ella y con dulces palabras le pidió que bajara, prometiéndole respetarla si así lo hacía. Pero la niña se negó y, el enfurecido soldado blandió su puñal en señal de amenaza. La aterrorizada indiecita no atinaba a moverse en su precario refugio, y el despechado joven arrojó el puñal que fue a clavarse en el pecho de Shullca. El cuerpo de la bella jovencita cayó al vacío y tras él, el del oficial hispano. Una gota de sangre alcanzó, empero, a humedecer el tronco del árbol. Y allí nació el clavel del aire, que con su fragilidad y delicadeza recuerda por siempre la inocencia de Shullca. 

Figura también en  bastantes Tangos, con letras como:

                                                         Como el clavel del aire,
                                                         así era ella
                                                         igual que la flor
                                                         prendida de mi corazón.

                                                         ¡Oh, cuanto lloré
                                                         porque me dejó!
                                                   
                                                         Como el clavel del aire,
                                                         así era ella
                                                         igual que la flor.

O aquella otra letra de canción:                              

                                                         Como un clavel del aire
                                                         se tendió
                                                         ella decía que era amor
                                                         pero no.  

En general, el tango llora las desgracias de la gente y éste es un claro ejemplo. El amor que tuvo finalmente se le va. Eso es una desgracia ¿o no?. Bueno, últimamente  y como decimos en Colunga "depende, bobu, depende".

Desde hace un tiempo, al clavel del aire en Argentina está considerado como plaga, así que imaginaros como se reproduce. También expertos la consideran planta medicinal. Así se cuenta, que la infusión de la planta (10 gramos en un litro de agua), se usa contra los dolores de corazón, en mayor dosis contra la nefritis. Y también, que la infusión de las flores frescas, dos o tres inflorescencias en un litro de agua, se utiliza contra las irritaciones de la vista.

Se podría definir el clavel del aire como vegetal en el vacío, pétalo imposible, locura de riesgo, certidumbre, obediencia, amor gratuíto, colorido de estupor, flor desde la brisa de misericordia,...

Pero la verdad, es que en el paisaje de Carrandi, en los alrededores de la casa rural La Curuxa del Sueve, colgado en corredores, postes, entradas de fincas y casas, además de curioso, es muy bonito y queda muy "guapu".